


El Inconsciente. La mente oculta reflejada en nuestra vida
Si creíamos que tomamos conscientemente nuestras decisiones, como la pareja que elegimos, nuestras comidas favoritas o la música que escuchamos y por otra parte creemos que nuestro inconsciente solo hace “acto de presencia” cuando nos quedamos “idos”, o cuando queremos ir al supermercado y en lugar de ir hacia allá de pronto nos damos cuenta que estamos tomando la ruta que nos lleva a casa; pues muy probablemente estamos equivocados. Según neurocientíficos cognitivos; de nuestra actividad cognitiva total, el 95% es regida por nuestro inconsciente y solo somos conscientes del 5% restante; o lo que es lo mismo, nuestras emociones, pensamientos y comportamientos dependen en un 95% de nuestro inconsciente. ¿realmente somos dueños de nuestras decisiones?
Una mirada al inconsciente
El inconsciente procesa la información en un nivel metafórico, simbólico y arquetípico; a diferencia del consciente que es analítico y racional. El inconsciente no juzga la información, solo integra su significado subjetivo, esto lo podemos apreciar perfectamente en los niños que durante los primeros seis años de vida, su actividad cerebral se establece en ondas theta, que son el mismo tipo de ondas que se presentan durante la hipnosis.
Como bien afirma Bruce H. Lipton, podemos decir que durante los primeros 6 años de vida estamos en trance hipnótico, en un estado en el que la información es aceptada casi en su totalidad como verdadera, sin juicio alguno y con poca o nula resistencia de ningún tipo, frases tan simples como: “tienes que portarte bien, si no nadie te va a querer”, “debes comerte toda la comida, sin dejar nada en el plato”, “para qué quieres dinero, te hechas a perder” van directo a formar parte de nuestro inconsciente y más que las frases, las actitudes y comportamientos observados en nuestros padres, quedan grabados profundamente y al ser adultos las repetimos; en muchas ocasiones, sin ser conscientes de hacerlo hasta que alguien lo ve por nosotros.
Según la Bioneuroemoción, en nuestro inconsciente hay 3 grandes archivos: uno denominado Transgeneracional, en el que llevamos lo vivido por nuestros ascendientes en forma de programas fruto de sus logros, su pesares, hechos que marcaron sus vidas, temas pendientes por resolver, enfermedades y cuanto podamos imaginar; otro al que le llamaremos Proyecto Sentido, en el cual almacenamos todo lo ocurrido en nuestros padres meses antes de nuestra concepción, el como fue tomada la noticia de nuestra concepción (fuimos o no fuimos deseados), lo transcurrido durante el embarazo, el parto y los primeros tres años de vida aproximadamente; y un archivo más denominado Edad Cronológica, en el que depositamos todo lo acontecido desde nuestro nacimiento hasta la edad actual; sin embargo, este último esta en gran medida filtrado y matizado por los primeros dos archivos.
Para entender un poco más a esta parte de nuestra mente es importante conocer sus características principales:
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No hace distinción entre real o imaginario. Nuestro inconsciente no diferencia lo que me pasa, de lo que creo que me pasa. Por ejemplo, me despiden del trabajo y automáticamente me considero un “muerto de hambre”, nuestro consciente sabe que no moriré de hambre, pero nuestro inconsciente lo vive como real y puede comenzar a preparar nuestro hígado para resistir la hambruna y nosotros podemos decir: “que mala suerte, primero me despiden de mi empleo y ahora me enfermo del hígado”.
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Es inocente. El inconsciente no juzga si algo es bueno o malo, simplemente actúa para mantener la estabilidad o la supervivencia. Conscientemente podrás estar haciendo todo lo posible para salir de la austeridad pero si en el inconsciente está la creencia de “el dinero te hecha a perder”, tu inconsciente se asegurará de hacer todo lo posible para que “no te eches a perder”
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Es atemporal. Para nuestro inconsciente solo existe el presente. De esta manera, algo que nos afectó durante la infancia sigue latente en nuestra adultez; la maravilla de esto radica en que podemos revivir un conflicto antiguo y expresar ahora lo reprimido en ese momento y para el inconsciente será tan real como haberlo hecho en aquél momento.
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El otro no existe. El inconsciente no hace distinción entre el otro y yo, por eso es fácil tomar los temas ajenos como propios y enfermar en consecuencia, aún que el otro se encuentre muy bien.
Por lo visto esta mente “oculta” no está tan escondida como creemos, porque de alguna manera se refleja en nuestra vida al ser como somos, tanto lo que nos gusta como lo que nos disgusta, nuestras fortalezas, debilidades, nuestra salud y por supuesto también la enfermedad. El reto es “traducir” esa realidad de la que somos conscientes para entender lo que sucede a nivel inconsciente para así poderlo cambiar.
La realidad es que todos estos “programas” que conforman nuestro inconsciente no son más que creencias y como tales pueden ser modificadas, el problema es que queremos cambiar lo inconsciente a través de nuestro consciente. Nos repetimos frases de poder, nos vemos al espejo y nos decimos que nos amamos, que somos poderosos, valiosos, hermosos y cuantas virtudes creemos que no tenemos, y también cuántas veces hemos jurado a nuestros seres queridos que cambiaremos nuestras actitudes nocivas sin obtener ningún resultado. Primero debemos comprender que el consciente y el inconsciente no funcionan igual, hacer eso es como querer obstinadamente limpiar una mancha que está del otro lado del vidrio.
Si estamos gobernados en gran medida por nuestro inconsciente, es precisamente en este nivel donde debemos hacer los cambios. Todo se reduce a hacer conscientes los “programas” que nos limitan, nos hacen repetir situaciones o nos mantienen enfermos; es decir, pasarlos del inconsciente a la consciencia y de este modo, dejan de tener sentido o bien se transforman y cambian nuestra precepción a un modo de mayor beneficio para nosotros.
Es posible reestructurar nuestro inconsciente haciendo cambios en nuestra vida. Por ejemplo, siendo coherentes con lo que pensamos, hacemos y sentimos o adquiriendo nuevos hábitos que reemplacen los no deseados. Para algunos podrá resultar muy complicado, es ahí donde profesionales de la salud podemos apoyarles, con herramientas como la Hipnosis Clínica, Programación Neuro Lingüística, Estudio del Transgeneracional y algunas otras técnicas que nos ayuden a situar el conflicto programado o estructurado en el inconsciente y soltar cualquier emoción que haya sido reprimida y cambiar la percepción.
Para terminar, elegí esta frase de Carl Gustav Jung que me parece extraordinaria para englobar todo lo expuesto:
“Hasta que no hagas consciente lo inconsciente, éste dirigirá tu vida y tú lo llamarás destino.”
Erik Romo
Referencias:
Lipton, B. H. (7 de Febrero de 2012). Happy Healthy Child: A Holistic Approach. (S. Kamrath, Entrevistador)
Corbera, E., & Batlló, M. (2014). Tratado en Bioneuroemoción. Barcelona: El Grano de Mostaza.
Szegedy-Maszak, M. (2005). Mysteries of the Mind - Your Unconscious is Making Your Everyday Decisions. U.S. News & World Report.
Yapko, M. D. (2010). Lo Esencial de la Hipnosis. Madrid: Paidós.